


Poesía Traslasierra
Traslasierra desnuda su palabra
Órgano de difusión poética transerrana
Muestrario de Poetas Transerranos
Traslasierra, Córdoba, Argentina

1
Amenizando las hojas en verde
con palabras maravillosas
el ángel de la luz organiza el poema del día
Las transgresiones aquí,
las transformaciones allá,
o entre ambas
una sonrisa
iluminando
el vacío
que siempre existe
entre una palabra y otra.
Rafael Horacio López
De tronco Pueblo Viejo (Abril 2014)

Plaza Rafael Horacio Lòpez. Barrio Parque, Villa Dolores, Traslasierra, Còrdoba
Plaza Rafael Horacio Lòpez. Barrio Parque, Villa Dolores, Traslasierra, Còrdoba

Quizás sea la lluvia o el alma mutilada
lo que tiñe de tristeza
pero la feminidad se asoma en el verde intenso
posterior a la tormenta
y, es allí,
donde descubro la calma del sol al dejarse caer.
Vicky Colombini Lauricella
Encierro
Estas horas que abren sus cortinas
y acarician el aire
contemplan la amplitud
(y la persiguen...)

Hace apenas momentos, los descansos,
ceñidos a las sombras,
quieren volverse danza... movimiento...
Mas la noche es tirana.
No permite
encontrar la salida.
Oscar Guiñazú Álvarez


NIÑA AUSENTE, ALEJANDRO NICOTRA
I.
¿Seré de olvido en tu pecho
esta tarde azul, vestida
de nubecillas de fuego?
II.
Un pájaro pía, cerca,
en un alamillo nuevo;
el agua canta en la acequia;
el sol se desangra, lejos...
Y tú, cercana, lejana,
¿sabes que te estoy queriendo?
III.
¿Qué nubecillas verás,
desde qué ventana abierta,
alta sobre la ciudad?
IV.
Nuestro pueblo tiene
un olor a hierba,
un silencio con grillos,
una cálida estrella...
En la hora lenta,
¡qué grato es pensarte,
niña,
con el son errante
de vagas esquilas!
Alejando Nicotra
Fotografía: Osvaldo Guevara, Hugo Fuentes y José Luis Serrano (Septiembre 2010)
Las tías pobres, Osvaldo Guevara
A media cuadra
del cementerio
viven mis tías pobres
que colman de ternura
a un perro eterno
y gatos transitorios
y hubieran conmovido
a Baudelaire.
Un camión monstruoso
dejó a una con una pierna
menos.
La otra casi no distingue
sus manos
y su columna vertebral
se volvió curva
como el cordaje
de una guitarra
quebrada.
Los familiares distancian
las visitas
o por vivir lejos
o por vivir bien.
Toda jubilación fue
remota
pero sonríen a una vana ilusión
de justicia celeste.
La tía
despernada
aún habla reverente
del marido
que se perdió
con otra.
La tía
encorvada
desempolva suspiros
de incurable viudez.
La muerte es una pariente amistosa
esperándolas
en el cementerio vecino
tan íntimo para ellas
como las caras compasivas del barrio
o los vientos del sur
que les han oscurecido la casa.
Osvaldo Guevara
Independencia ahora, Miguel Ortiz
Independencia ahora
Ahora, que es otra vez julio y es nueve.
Ahora, que la patria no aprendida ya agoniza,
ahora que un latido de sol aun nos mueve
el rayo de la lucha en la camisa.
Ahora,
refundemos esta tierra que dio hombres
que sangraron sudor por verla viva,
refundemos la lucha por lo justo.
Independencia! digamos sobre el día,
independencia de los malos soles,
independencia de la voz mezquina,
independencia del que roba sangre,
del traídor que nos vendió la vida.
Independencia digamos sobre el fuego,
pero que sean abono las cenizas.
Independencia sobre los cuadernos
para aprender a separar la espiga,
independencia en el trabajo bueno
para lograr la Patria prometida.
Ahora,
que el frío es más intenso por la pena,
que los hermanos se mueren de reclamo,
que las banderas se quedaron sin tribuna,
que el país parece un decorado.
Es hora que salgamos del mal sueño.
Que nos duela el nacer, que sea un parto,
Pero que el llanto nos genere vida
para dar el corazon y no el espanto.
Que las manos se unan con las manos
para indicar al traidor y atar sus manos.
Que los puños se cierren en la lucha
y se abran al abrazo del hermano.
Que las manos se unan con las manos
para lavar las manos que elijamos,
para elevar de a poco las paredes
que nos den libertad y no quebranto.
Para cortar las rutas con trabajo
y armar piquetes de sol sobre los prados
y festejar la Patria con festejos,
no con decretos tediosos de feriado.
Refundemos la Patria en traslasierra,
en las islas del sur, o el duro norte,
en cada beso o rincón del suelo amado.
Para que nuestros hijos la festejen
y no se aburran en actos de feriados.
Ahora, que es tiempo todavía
Ahora, si queremos, no se muere.
Ahora, que la amamos sobre el día,
Ahora, que es otra vez julio, y es nueve.
Miguel Ortiz

Tengo el diario en la mano... Oscar Guiñazú Álvarez
Tengo el diario en la mano
y repercute en asco la noticia.
La edición corresponde a hoy. (La fecha
más bien pudo haber sido
de comienzos del siglo diecinueve.)
Pero no...
Es de hoy...
Dice bien claro. Viernes...
Es doce de febrero..
Mil novecientos
sesenta y cinco...
La fecha dicta sombras angustiadas
y un vuelo de repudios se levanta.
Grava un peso salobre,
mis párpados lectores...
Tengo el diario en la mano;
leo los claros tipos...
Escrito con mayúsculas
un epígrafe grueso informativo
relatando: CASTIGO POLICIAL.
Tengo el diario en la mano
y es para no creerlo.
No es largo el comentario
de los ciento setenta muchachos escolares.
Está fechada en Selma la noticia
(la ciudad de Alabama);
pero se trata de escolares negros...
El diario dice claro
que el enérgico sheriff
se llama James Clark;
lo imagino calzando dos pistolas
y una carga de rabias ancestrales,
por cierto con la estrella de metal sobre el pecho
no una estrella venida de remota galaxia
sino una mala estrella.
Tengo el diario en la mano.
La noticia la da una agencia seria
y la difunde un matutino.
Estoy seguro de esto que repito
no se trata de un chisme panfietario
ni mal intencionado
que distorsiona la verdad.
Pero eso no me resulta suficiente y sigo
absorto en la lectura
que resisto a creer.
Tengo el diario en la mano
y me detengo un tanto donde dice
son escolares negros obligados
a correr por kilómetros de campo.
El sheriff y los suyos se han armado
de porras y bastones
que funcionan a pilas
(picanas para vacas).
Los escolares negros concentrados
frente al palacio de justicia, sólo
realizaban su marcha de silencio
con sobrada razón. ¿No es legítimo
peticionar, acaso?...
Reclamaban idénticos derechos
para blancos y negros
para negros y blancos.
Tengo el diario en la mano;
en las arrugas de mis sienes, fiebre;
y en lo más hondo de mi ser, dolor...
Porque me duele que esto sea cierto.
Muchachos y muchachas
en actitud de súplica
hasta el momento mismo
en que el odio racial desorbitado
se desbordó con una voz de mando
del que detenta el látigo
brotando nauseabunda la pregunta:
¿No queríais, recién, hacer la marcha?
Pues ahora marchad, marchad ahora.
Y sus agentes cumpliendo la consigna
de la inhumana caza, recogiendo
gritos y odios y pánicos y sangres
en un rumbo de glebas y corridas.
Mientras la intransferible
realidad traducía:
¡corred, corred, con el color a cuestas!
¡corred, corred, con la protesta a cuestas!
corred, corred, con la injusticia a cuestas!
Tengo el diario en la mano
y claro el panorama de lo que acabo de leer. Lo juro.
Entendí bien aquello:
Una niña sangrando rezagada
recibe la picana en pleno rostro;
un muchacho gritando la injusticia
y llorando el dolor de un bastonazo;
y más allá bañado en roja tinta
el pie descalzo de otro niño negro.
Tengo el diario en la mano.
Concluyo la lectura...
Tengo el diario en la mano...
Resulta inadmisible...
Tengo el diario en la mano...
Sin embargo...
Se me ha caído el diario de la mano.
Oscar Guiñazú Álvarez